La CDMX cada día se acerca más a NY en tendencias de vivienda
Las calles de Nueva York, como muchas de las principales ciudades del mundo, cuentan una historia que va más allá de su icónica arquitectura y el constante bullicio. Revelan una evolución silente pero profunda en la forma en que concebimos y seleccionamos nuestras viviendas, misma que desde los últimos 2-4 años se extiende hasta la Ciudad de México.
Históricamente, el espacio ha sido un lujo en las metrópolis. Pero recientemente, la reducción en el tamaño de los departamentos ha alcanzado niveles sin precedentes. No es solo una respuesta a los crecientes precios del metro cuadrado; es también un reflejo de un cambio radical en las prioridades de vida. Mientras que en la década de 1970, el promedio de personas por hogar en EE.UU. era de 3.14, para 2020 había disminuido a cerca de 2.53, según el U.S. Census Bureau. Las familias ya no son las extensas unidades que solían ser. Parejas jóvenes, individuos solteros e incluso parejas con una mascota dominan el mercado de “interesados en rentar”.
Esta tendencia se combina con un cambio en la percepción de lo que es esencial en una vivienda. No es solo un techo lo que se busca, sino una experiencia completa. Las piscinas, gimnasios y salas de cine, antes consideradas lujos, ahora son esperadas en edificios de apartamentos modernos. Estos espacios, junto con áreas de trabajo compartido, ofrecen a los residentes una extensión de su espacio personal. En lugar de anhelar una gran sala de estar, muchos prefieren tener acceso a una terraza comunitaria con vistas panorámicas de la ciudad.
México, un país con una rica tradición de viviendas familiares extensas, también ha empezado a adoptar esta tendencia. Aunque el cambio ha sido más lento que en ciudades como Nueva York o Londres, la demanda de viviendas urbanas compactas, bien ubicadas y con amenidades modernas está viviendo un aumento exponencial. La proximidad al trabajo y la vida en el centro de la acción son las nuevas insignias de estatus.
Sin embargo, este auge de microdepartamentos y edificios con amenidades plantea un desafío para las propiedades más antiguas y espaciosas. Pues ahora esa casa o departamento amplio que heredó una familia de generación en generación no puede competir en precio, no cuenta con suficientes amenidades y su mercado meta las considera “viejas”. En concreto, el tamaño ha pasado a segundo o hasta tercer plano, tanto para clientes como para los inversionistas de bienes raíces.
En un mundo donde las familias son más pequeñas y las expectativas sobre la vivienda son más altas, la industria inmobiliaria se encuentra en una encrucijada. ¿Cómo equilibrar la demanda de espacio con la de experiencia? En este entorno cambiante, una cosa es segura: la vivienda urbana nunca volverá a ser la misma y aquellos inversionistas que sepan subirse a la nueva ola, podrán exprimir las ganancias al máximo, mientras que los desarrolladores tradicionales cada vez tendrán más problemas para sacar su inventario.
“Empecé a invertir en bienes raíces hace más de 25 años y en ese entonces, la cantidad de metros cuadrados era lo primero que preguntaba un cliente, hoy te puedo decir que las nuevas generaciones solo ven su departamento como un espacio para dormir y convivir 2-3 horas al día con privacidad, pero cuando hablan de su hogar, la definición se extiende e incluye todas las áreas de sus edificios y no solo eso, sino las calles cercanas a donde viven”, comenta un inversionista. “Todo cambió en los últimos años, la Ciudad de México está en plena transformación”